Cabildo extraordinario del Santísimo Rosario celebrado en la Iglesia Parroquial del Javalí Viejo en el día diez y seis de Febrero de 1826.
En la Iglesia de la Purísima Concepción del Javalí Viejo, anejo de la de La Ñora, en diez y seis de Febrero de mil ochocientos veinte y seis, habiendo sido convocados los cofrades del Santísimo Rosario en las dos misas del presente día festivo y también a son de campana a efecto de celebrar Cabildo extraordinario para tratar del restablecimiento de esta piadosa Cofradía, suspendida desde el año pasado de 1821, por razón de haber entibiado el fervor de los antiguos cofrades, de la insolvencia de las tarjas así atrasadas como corrientes, en lo que casi consistía el único fondo de esta Hermandad para hacer los gastos prevenidos en sus constituciones, el Señor Presidente Don Claudio Ros, cura párroco de La Ñora y de este su dicho anejo, les exhortó sobre este particular, repitiéndoles lo mucho de lo que sobre el mismo asunto tenía ya predicado en uso de su ministerio pastoral, concluyendo que era preciso se formalizase de nuevo dicha Cofradía para que la devoción a María Santísima Nuestra Señora siguiera de un modo estable y permanente; porque aunque era verdad que el extraordinario celo del último Tesorero Antonio Ballesta con la asistencia de otros devotos había en el intermedio desde dicho año 1821 hasta el presente mantenido dicha devoción, recogiendo algunas cortas limosnas, que habían dado los fieles por razón de las salves que en las madrugadas de muchos días festivos habían cantado en las puertas de los referidos Tesorero y devotos, con todo convendría mucho al servicio de Dios Nuestro Señor y culto de Nuestra Madre María Santísima que siguiese dicha devoción, pero de un modo estable y permanente, restableciendo la dicha Cofradía.
Aceptada que fue con gusto la referida proposición por los hermanos presentes, la primera cosa que se ofreció fue la necesidad de nombrar Secretario que autorizase este acto, y por unanimidad fue elegido Juan Navarro, presente en dicho Cabildo, quien aceptó su encargo y prometió su desempeño.
Enseguida, el Tesorero Antonio Ballesta hizo presentación a la Cofradía las cuentas de las cortas limosnas que no como Tesorero sino como devoto particular había recogido e invertido en el culto de María Santísima, a lo cual contestaron los hermanos que además de que todos sabían la buena inversión que había hecho de dichas cortas limosnas y por consiguiente no había necesidad de dichas cuentas, mayormente cuando no existía la Cofradía en el expresado tiempo; sin embargo insistió el Tesorero en su propuesta y en efecto las dio con toda exactitud y formalidad y resultó quedar en su pode y a favor de esta Cofradía la cantidad de doce reales y veinte y cuatro maravedís de la que debía cargarse en las cuentas del presente año.
La Cofradía dio las mayores gracias al susodicho por su ardiente celo y esmero en el culto y devoción de María Santísima y unánimemente todos los hermanos le rogaron volviese a ejercer el dicho empleo de Tesorero, el cual aceptó de nuevo y prometió su desempeño. Fueron a continuación nombrados Comisarios Antonio García y Ginés Muñoz, y Celadores Diego Ballesta y Juan García, quienes nombraron por cantores a José Gómez Botía y los demás lo hacen por devoción y sin nombramiento particular.
Acordó dicha Cofradía que en consideración de la miseria general que se experimentaba y que probablemente era una de las causas de la decadencia de la misma, se redujese la cantidad de la entrada que pagan los Hermanos a dos reales y medio cada uno en particular y por razón de las tarjas se pagase la cantidad de tres reales anuales por cada uno, limitándose los sufragios para los difuntos a sólo una Misa cantada de Réquiem y un responso también cantado, sin perjuicio de aumentar estos sufragios, siempre que haya posibilidad para ello.
Y no habiendo otra cosa de que tratar, se finalizó el presente acto que firmará el Señor Presidente, de lo que yo el Secretario Certifico. Firmado: Cura Párroco Claudio Ros; Secretario: Juan Navarro.